¿Qué es una API?

Las interfaces de programación de aplicaciones (API, por sus siglas en inglés) son conjuntos de protocolos diseñados para facilitar la comunicación entre dos sistemas informáticos.

Las API están en todas partes, como en los coches Tesla, en cada vez más comercios electrónicos y, por supuesto, en la mayoría de los servicios financieros de última generación, y las utilizamos a diario sin necesariamente saberlo. Por ejemplo, cuando consulta el tiempo en su teléfono, la aplicación obtiene la información a través de una API.

Imprescindibles en un mundo financiero marcado por el open banking, estas interfaces informáticas permiten que varias aplicaciones (potencialmente desarrolladas por equipos diferentes con objetivos distintos) dialoguen e interactúen entre sí.

De este modo, una aplicación puede utilizar los recursos y servicios de otra al instante, sin necesidad de volver a desarrollar nada. Esto supone un gran cambio en el paradigma, lo que ha dado lugar a que se reduzca de manera importante el tiempo necesario para acceder a los recursos.

La mayor parte de las API se basan en el protocolo HTTP. Podemos mencionar las realizadas a través de SOAP (Simple Object Access Protocol), que fue creado en el año 2000 (popularizadas por Salesforce y eBay en particular), las realizadas a través de REST (Representational State Transfer), y las creadas a través de GraphQL (impulsadas más recientemente por Facebook).

Las API, aceleradoras de negocios

Al poner los datos en el seno de los sistemas de información, las API facilitan las interconexiones y abren las puertas a sistemas informáticos de terceros.

Dicho de otro modo, se han convertido en una base tecnológica fundamental y, por extensión, en una fuente de innovación y sinergias interempresariales sin precedentes.

«Las API pueden ser un generador de ingresos importante para las empresas. Para sacar provecho de las oportunidades y alcanzar sus objetivos comerciales, las empresas deben recurrir al uso de las API», señala un estudio publicado en marzo de 2022 por Axway con Forrester.

Además, reveló que el 72 % de los directores de sistemas de información y los responsables informáticos encuestados afirmaban que esperarían un crecimiento medio del 26,4 % en sus negocios digitales si pudieran incrementar la adopción de las API.

A pesar de que se utilizan desde hace tiempo, la adopción de la directiva europea DSP2 en mayo de 2021 ha supuesto un auténtico catalizador, en especial para el sector bancario. En cierto modo, ha ratificado la era del Open Banking, es decir, la posibilidad de que los actores financieros (las fintech en particular) accedan y saquen provecho de los datos bancarios.

Cinco ventajas concretas de las API en los servicios financieros

1. Estandarización de los intercambios de información

En el mundo bancario, la seguridad de la información es fundamental

Los datos se consideran sensibles y se han establecido protocolos específicos para garantizar la seguridad de los intercambios de Open Banking con:

  • el uso de un certificado de autenticación disponible solo para actores regulados,
  • el estándar OAuth2, que garantiza la autenticación del usuario y gestiona los derechos que otorga a terceros para compartir sus datos bancarios.

El formato JSON se utiliza mucho en las aplicaciones web, móviles y en el internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Define un método estandarizado del uso de las API, a las que se puede acceder en distintos lenguajes de programación (Java, Ruby, Python, etc.). Esto supone una gran ventaja para los desarrolladores, ya que facilita el diseño y agiliza el tiempo de desarrollo.

2. Instantaneidad

Utilizar una API REST implica aprovechar los recursos informáticos de un sistema de terceros. Una aplicación que funcione de esta manera puede recuperar datos en un tiempo récord e, incluso, ofrecer servicios en tiempo real.

Esto es lo que sucede con las aplicaciones profesionales (por ejemplo, de trading), así como en la vida diaria, cuando se reserva una habitación de hotel en línea y, por tanto, se garantiza su precio y disponibilidad inmediata.

La adopción de la DSP2, que pretende crear un estándar mínimo basado en métodos conocidos, refuerza de manera indirecta la búsqueda de velocidad. En última instancia, la directiva debería crear un ecosistema propicio y duradero para los pagos instantáneos, por ejemplo.

3. Escalabilidad

No todas las API se diseñan para que las utilicen terceros. De hecho, las primeras se desarrollaron para satisfacer necesidades internas. Por ejemplo, Tesla utiliza una API propia para la comunicación entre su aplicación móvil y el ordenador de a bordo de sus coches.

Las API se pueden dividir en cuatro grupos:

  1. Privada: para uso interno;
  2. De socios: API personalizadas para una solicitud o servicio específicos;
  3. Compuesta: para combinar distintas fuentes de datos y servicios de API;
  4. Abierta (o pública): accesible a todo el mundo.

En cualquier caso, el uso de las API también es una forma de diseñar una infraestructura más escalable, con el fin de absorber mejor la demanda que con un simple sitio web.

Por tanto, aunque una aplicación bancaria reciba un número elevado de solicitudes de sus usuarios, el consumo de las API dentro de la aplicación permite sacar provecho de distintos servicios de terceros y, así, seguir teniendo una aplicación funcional aunque uno de los servicios ya no esté disponible.

4. Reducción de costes

El acceso a las API y la posibilidad de montarlas como ladrillos de Lego permiten ahorrar un tiempo significativo. Esta reducción del tiempo de desarrollo es en sí misma un primer recurso que se ha economizado y, por tanto, un beneficio económico potencialmente importante.

Además, la empresa que utiliza una o más API no moviliza recursos internos en un producto cuyo éxito futuro no siempre puede controlar. El acceso a las API es, por tanto, una fuente de eficacia operativa y rentabilidad financiera.

Aunque el desarrollo se externaliza de alguna manera, la mayoría de las veces el pago se realiza por uso. Por tanto, el servicio solo se paga cuando se utiliza realmente.

Un ejemplo típico es el procedimiento KYC (Know your customer) para una necesidad puntual. Utilizar la API de un proveedor externo permite implementar la funcionalidad en un tiempo récord, no tener que desarrollarla de forma integral y pagar solo al usuario.

5. Nuevos modelos de negocio

En el caso de un banco, utilizar las API implica, sobre todo, no tener que intervenir en el «core banking» (la aplicación histórica). El banco puede ampliar su oferta fácilmente a través de las aplicaciones desarrolladas por otras empresas, normalmente las fintech, para una mejor monetización de sus clientes. En otros casos, la empresa también puede considerar exponer su propio sistema de información a través de una o más API y, por tanto, monetizar su servicio.

Las API proporcionan una base tecnológica que es especialmente propicia para la innovación en el Open Banking. Dado que las soluciones como Treezor reducen las barreras de entrada en el sector al permitir que cualquier actor lance una solución nueva, mejor, más rápida y más barata, ¡ahora es más fácil que nunca crear su propia fintech!

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