¿Qué son las finanzas integradas?
Las finanzas integradas pueden definirse como un conjunto de herramientas tecnológicas que permiten a las empresas no financieras ofrecer servicios financieros a sus clientes. En la práctica, estas empresas recurren a un tercero -como Treezor- para integrar su tecnología a su solución.
La integración de las funciones financieras en el recorrido del cliente sew realiza en pocos meses, por lo que el socio BaaS (Banking-as-a-Service) se encarga de las licencias, la conformidad con la normativa y el core banking. Qonto, que se ha convertido en un unicornio fintech, es una de las pioneras del sector y que pudo, gracias a la solución de Treezor, lanzar rápidamente su oferta y conquistar así cuota de mercado.
Orígenes: las primeras soluciones de pago integradas
Para entender cómo funcionan las finanzas integradas, tenemos que remontarnos a sus orígenes. Ya en los años 30, Ford imaginó el primer “banco de coches”. Los servicios financieros integrados directamente al fabricante de automóviles permiten a los clientes financiar su vehículo con el fabricante. Más adelante, otras marcas integrarán servicios financieros para facilitar el proceso de compra, por ejemplo, los grandes almacenes y las marcas de venta a distancia, que fueron los primeros en introducir soluciones de financiación. A continuación, todo se aceleró con la llegada de Internet.
Las tarjetas de fidelidad se digitalizan y se les añaden nuevos servicios, como el crédito al consumo o el pago a plazos. Por último, es el desarrollo y la multiplicación de las aplicaciones disponibles en los smartphones lo que acelerará el desarrollo de las finanzas integradas. Esto ha dado lugar a la aparición de operadores BaaS (Banking as a Service), que permiten integrar los servicios financieros directamente en la plataforma digital de los comerciantes. En Europa, fue la DSP2 -Segunda Directiva de Sistemas de Pago- que entró en vigor en toda la Unión Europea el 13 de enero de 2018, lo que hizo posible, en particular, la aparición del modelo BaaS. Esta directiva obliga a los bancos a abrir sus ecosistemas a terceros. Por lo tanto, la Open Banking con la implementación de API -o interfaces de programación- permite que los programas de los bancos y de terceros se comuniquen entre sí. Los datos bancarios pueden ser recuperados por otros actores financieros, a semejanza, en particular, de las fintechs. Si algunos clientes quisieran trasladar sus cuentas a nuevos operadores financieros, se les facilita la tarea. Con la implantación a gran escala de las herramientas digitales, se están replanteando todos los usos del consumidor.